Imprudencia
De repente creemos que a nosotros no nos puede ocurrir nada, a otros si pero no a mi, pensamos. Que lejos estamos de la realidad. En un minuto, no, en un segundo se nos cambia el panorama. El sábado mi hija iba a celebrar su cumpleaños, había invitado a unas compañeras de trabajo y preparando la mesa para la fiesta tuvo la maravillosa idea de subir a una cama para desde allí alcanzar un closet donde podría haber una vela para la torta. Desde todo punto de vista una imprudencia muy tonta, creo que nunca la repetirá...al menos eso espero. Bueno lo que pasó fué que se enredó la pierna del pantalón y cayó al suelo afirmando la mano y sufriendo una fractura mas o menos complicada. Hubo que trasladarla a la clínica quedando hospitalizada para ser operada a primera hora del día siguiente. Ahora está con un par de clavos en la muñeca y por supuesto el brazo enyesado. Afortunadamente lo que pasó fué poca cosa para lo que pudo haber sido.La gran lección es que hay que tomar conciencia de nuestra fragilidad y no arriesgarnos sin tomar los cuidados necesarios. No estoy pensando en limitar nuestra vida al punto de no hacer nada y no gozar de los desafíos que nos propongamos en aventuras o deportes, me refiero al descuido tonto en nuestra vida diaria, al accidente doméstico por imprudencia.